En otro orden de cosas muy diferente al post anterior (que retomaré)…
Llamadme aburrida, pero me gusta (me encanta, incluso) acabar producto. Me encanta incluso más reponer cosas “aburridas”. Esos productos que ves y usas tan a menudo que ni los miras detenidamente pero que, sin embargo, siempre están ahí. Hasta que se acaban y dejan un vacío existencial en tu ducha, baño… ¿cajón?
Hoy os quiero enseñar cuatro de esos productos aburridos que no me suelen faltar. De hecho, el post viene a cuento de que tuve que reponer los mismos cuatro en el mismo viaje, y pensé en el simbolismo. Por mucho que me vuelvan loca con los anuncios (tenemos que hablar de esto, non?), resisto al márketin como la aldea de Astérix a los romanos. ¡Irreductible!

Por un lado (el izquierdo) tengo el Cicaplast Baume B5+ de La Roche Posay. Un pensamiento que también tuve recientemente es que es probablemente mi marca favorita de farmacia. Desde que tenía unos 17 años y compraba Effaclar Duo hasta ahora, que vivo adicta al limpiador exfoliante (¡qué bueno es, por Tutatis!). Volviendo al Cicaplast, pierdo la cuenta ya de las veces que he comprado este formato pequeño y el otro más grande. Tengo uno en cada puerto. De hecho, he repuesto el grande, porque burro grande ande o no ande, evidentemente.
¿Para qué es bueno/para qué lo uso yo? Para cuidar cortes, heridas, granos que han hecho herida, irritaciones, como “crema de noche”, en los labios en invierno, después de la depilación, cuando se me irritan las esquinas de los ojos… si se puede nombrar, ahí lo he puesto también. Me quemé con agua hirviendo a principio de curso, también lo usé. Calma, protege y ayuda a la cicatrización. NEXT!
El segundo en discordia es el limpiador para pieles sensibles de Ziaja, probablemente EL descubrimiento de mi vida adulta: barato, cumple con su función, fácil de encontrar (si han repuesto recientemente y no habéis arrasado con él), no notes. No cambiaría absolutamente nada.
Seguido tenemos el champú Uniq One de Revlon, que destaco por tres razones: huele increíblemente bien (necesito el perfume o body mist para ayer), soy fan de carpeta del dispensador y ADEMÁS funciona muy bien en mi pelo (fuerte, rizado, teñido, lo tengo todo papi). Y una cosa más, ¡lo venden en el pueblo!. Si se me acaba, no hay drama. Bueno, en los pueblos siempre hay drama, pero en este caso no sería por mi champú.
Por último, tengo que destacar el siempre presente tarro de vaselina. También lo uso para mil historias: para hacer de “borde” cuando me tiño y no teñirme la cara/orejas/cuello (funciona fenomenal para esto), para las manos y uñas, para los labios, incluso para la cara, sobre todo cuando heridas o granitos hacen costra. En fin, que también tengo uno en cada puerto.
Si tenéis este tipo de productos, que estoy segura de que los tendréis, cogedlos y darles un besito en la frente por mí.