Cómo oler a abuela premium
Me gustan las fragancias que huelen a vainilla, I really do. Bueno, algunas. Otras se acercan peligrosamente a las monogotas de vainilla o coco de Mercadona, que siempre he encontrado insoportablemente dulces, cargantes y hasta profanadoras del espacio personal. Recuerdo que en la universidad tenía una compañera que solía llevar estas monogotas y teníamos la coña de saber cuándo llegaba tarde porque el olor a coco interrumpía nuestra concentración en la perorata en la que aquel momento estuviera sumergido el profesor correspondiente.
Sin embargo, hay algo que me gusta mucho más, y es oler a limpio y fresco, no en el sentido de oler a bosque (que también, a veces) sino en el sentido de rozar el territorio señorona/abuela. Con señorona me refiero, como le dije a mi madre una vez, a señora cara. No señora rica, sino señora cara. If you know, you know.
Existe una razón por la que identificamos ciertas fragancias con el “olor a abuela”, y es porque también existen las modas en fragancia, y nuestras abuelas y abuelos suelen ser (los míos lo han sido) bastante fieles a una fragancia que se comercializaba antaño, con notas aldehídicas (es decir, esos perfumes que huelen a limpio, a jabón) o quizá aguas de colonia con notas como las rosas o la lavanda, o hierbas fragantes en general.
Un inciso: siempre he defendido el olor a rosas bien hecho. Hay demasiadas fragancias que huelen a rosa pocha (diez minutos he pasado buscando un buen sinónimo a esta palabra y no lo encuentro), pero las que realmente huelen a rosas recién cortadas, o al arbusto de rosa centifolia rosa de mi abuelo (unas rosas “cogolludas” que huelen fenomenal) son, para mí, lo mejor de lo mejor en cuanto a olor a flores. Pero me desvío. Volvamos al olor a abuela o a señora cara.
Erin Parsons (si no la seguís, haceos un favor y comenzadla a seguir INMEDIATAMENTE) hablaba hace poco del olor a jabón carbólico de Marilyn Monroe, a la que también le gustaba llevar (supuestamente) Chanel no. 5, que es probablemente la fragancia más famosa con “olor abuelil” que conozco. Personalmente no la aguanto, sin embargo, podéis inyectarme en vena Coco Noir. Esta ya no roza el abuelismo, huele a señora cara o viuda interesante, a abrigo negro con piel en las solapas, uñas oscuras y hasta sombrero con red de puntilla sobre la cara.
Yo venía a hablar de algunas fragancias, sean aguas de colonia o perfumes, que me encantan y que el público de ahora probablemente considere “de abuela” pero quiero que sepáis, desde aquí mi pequeño púlpito, que no me importa. Vida larga le deseo a los olores de este tipo.
El primero es el agua de colonia (y otros productos adyacentes) de Heno de Pravia, firmemente en la categoría agua de colonia que huele a plantas y a fresco. Recuerdo tener un jabón de Heno de Pravia durante años en un cajón de la casa del pueblo y la ropa que guardaba ahí siempre olía al bendito jabón. Desde entonces es un olor que me recuerda a las tardes de verano y siesta. Fragancia de abuelo donde las haya y repito: I don’t care. Llámame don Gervasio y ponme una boina, porque la usaré todos los años que la sigan fabricando.
Otra sería, en el campo de oler a fresco pero más tirando a acuático (a spa me huele a mí): el agua de Lancaster (y el gel, dios mío el gel). Descubrí esta cuando trabajaba en ECI. Bueno, miento, descubrí el desodorante, y luego la cosa se desvió, evidentemente. El desodorante ya no lo uso, pero siempre tengo un bote del gel porque me encanta el olor, me relaja y me refresca.
Por último, pero no por ello menos importante, está el perfume (soie de parfum, o seda de perfume) Calèche de Hermès. Wow, amigas. Lo descubrí también cuando trabajaba en ECI. Una compañera solía venir al stand y perfumarse con esta fragancia, y en ella, olía increíble, nada parecido a la intensidad que se notaba directamente del frasco.
Esta es una de esas fragancias aldehídicas de las que hablaba antes, huele totalmente a jabón de pastilla y es totalmente olor a abuela, pero olor a abuela premium. No es un aroma fácil de llevar ni tampoco tiene el potencial de ser muy popular, pero si te gusta, es increíble. El truco de esta fragancia es usar poco y lo más cerca de la piel posible. Es ahí donde brilla, porque se mezcla con tu olor natural y la calidez de tu piel y te hace oler como si acabaras de salir de un baño de burbujas de los años 50. No se me escapa que este perfume es casi igual de mayor que yo…
Por supuesto, no hablo de todos los olores similares (Nivea existe), pero estos tres son los que tengo en rotación cuando me encuentro en el mood de oler a abuela. Muy subestimado, en mi opinión.