Cómo recuperé mis uñas
Siempre he sido la loca de las uñas. Más que tratamiento, pelo, maquillaje, etc. Mi “villain origin story” es, sin duda, llevar las uñas pintadas de negro o verde a mi colegio de monjas, que en mi época eran bastante modernas y, o bien no se fijaron, o decidieron hacer la vista gorda.
Con los años, he desesperado con mis uñas, pensando que en mi genética estaba escrito el no tener jamás las uñas largas. Mis uñas (la parte blanca, vaya) empiezan bastante cerca de la punta de mi dedo, y cortadas al ras parece que mis dedos son más cortos si cabe, así que siempre me ha gustado llevarlas lo más largas que conseguía crecerlas antes de rompérmelas cerrando una contraventana, una cremallera, quitando una pegatina… existiendo, en resumen.
Tuve buenos resultados con dos recomendaciones de mis lectoras/seguidoras: una farmacéutica que me recomendó la crema de uñas de Hidrotelial y una compañera de profesión que me recomendó el esmalte de Química Alemana.
No hace mucho otra seguidora me hizo llegar un aviso por el cual se retiraba este último producto de circulación. No conozco los particulares (aparte de lo obvio), pero mis uñas lloraron su ausencia, ¡y de qué manera! Tuve una temporada, meses después de dejar de usar el producto, que mis uñas crecían como una barra de pan tigre. Ilustro:
De tal manera que llegó un punto que las tenía descamadas antes del borde blanco, una cosa loca. Desesperada como Marta Sánchez estaba. Y por lo que fui encontrando por las redes, compré un par de productos y adopté un par de prácticas que me tienen con unas uñas que ni el Drácula de Gary Oldman. ¿Me molestan en el teclado del ordenador? Un poco. ¿Me fascina la posibilidad de sacarle a alguien los ojos si me toca un poco la moral? 100% that’s what I live for.
Los productos y las prácticas en cuestión:
Distinguir la cutícula del borde proximal de la uña y solo deshacerme de la cutícula, sin cortar. Empujar el borde proximal hacia atrás. Si se corta el borde proximal, se forman unos padrastros que puedes tirar y hacerte un traje de piel. Si lo empujas y te deshaces de la cutícula, tiene el mismo aspecto limpio pero sin pielecillas colgando. Esto lo aprendí de mi última obsesión en YouTube, una técnica de uñas centrada en la salud y la integridad de las uñas más que la estética: The Salon Life. ¡Vive y trabaja en Lloret de Mar! Fantasía.
Usar aceite de cutículas todas las noches. Usar crema de manos por lo menos todas las noches, y a ser posible después de lavarse las manos. Una pesadez pero gworlllllll la diferencia. Aquí es donde introduje uno de los productos que compré, una especie de híbrido sérum-aceite de Cutex. Cutex, I love you. Pero vamos, cualquier aceite o mezcla de aceites que sea (he usado de jojoba, el de rosa mosqueta de Pai, el Juno de Sunday Riley, aceite Johnson’s, Palmer’s… el que más a mano tuviera en el momento).
Deshidratar la uña con alcohol antes de pintarla. Relacionado con esto, mantener las uñas pintadas. Las uñas no respiran, y pintarlas las mantiene protegidas, sobre todo en la ducha, etc. Aquí es donde introduje el segundo producto, OPI Nail Envy.
Guantes para limpiar. Ya los tenía de antes, pero ahora no se me olvidan porque en mi mente aparece la foto del pan tigre. Evritaim.
Y en combinación todo, en gran parte gracias al Nail Envy de OPI, que funciona de manera similar al esmalte de Química Alemana pero sin ser ilegal, tengo estas uñas:
En mi vida he tenido yo todas las uñas así de largas, sanas y fuertes EN LAS DOS MANOS. Casi que siempre que he llegado a algo parecido, los dioses han querido que me parta alguna por mi hubris. Y vivo con el miedo, pero mientras me duren, vengo aquí a dejar constancia de su existencia.
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