Mi diario de liberación
Este verano he dedicado parte de mi tiempo a ver el drama coreano Mi diario de liberación (나의 해방일지), de 2022. Os cuento por qué me ha enganchado en sitios que dramas más populares no.
Lo primero, la trama. No la trama típica que viene en forma de maromo, no. La trama, de qué va. Mi diario de liberación es una historia centrada en tres hermanos que viven en su casa familiar en la aldea de Sanpo y trabajan en Seúl. Viven con sus padres y aparte de trabajar, ayudan en la granja familiar. Viene de nuevo otro verano y los hermanos se encuentran sumidos en una especie de letargo y monotonía de la que quieren despertar, así que llega un punto en el que se van proponiendo salir de sus respectivas situaciones.
Una de las cosas que para mí la hacen más destacable es el ritmo y el contenido de las secuencias. No hay diálogos rápidos e ingeniosos y cosas pasando todo el rato. El ritmo es lento, letárgico, como de tarde de verano. Le encaja 100%. Además, mientras la ves te va dando tiempo a pensar en lo que dicen los personajes, a elaborar sus historias según lo que cuentan (o no) y lo que te van dejando ver.
Los personajes son una ristra de personas rotas o resquebrajadas, imperfectas, sumidas todas en una crisis existencial y al principio del todo aisladas en sus propias burbujas. A través de los capítulos, no es que superen su crisis existencial y sus burbujas desaparezcan, sino que la crisis evoluciona hasta más o menos disiparse. Bueno, a mí este tipo de cosas me encantan, aunque entiendo que fácil de ver no es. No hay que prestarle una atención intensiva necesariamente, no te vas a perder mucha “acción”, pero si es una serie que te mantiene preguntándote cómo c* (me vais a perdonar) va a salir esta gente de sus movidas.
El mensaje subyacente para mí es de esperanza, realmente. Yo no dejaba de pensar en el proverbio persa “this too shall pass”. Es decir, no necesariamente un mensaje positivista nauseante, sino un “nada se mantiene igual para siempre, por mucho que te lo parezca y que lo veas negro”.
Desde que veo series coreanas, la gente me recomienda muchísimas. Es verdad que aunque hay cierta sensibilidad que une a las series coreanas, la diversidad es tanta como entre las series occidentales, por mucho que parezca que todas hablan del niño rico y la chica pobre y cómo se enamoran después de varios entuertos (it’s giving Shakespeare). Hay muchos de esos, pero igual que telenovelas, y no se puede comparar tampoco.
Mi diario de liberación es mi recomendación si os gusta o necesitáis algo más lento, letárgico, centrado en el presente, las relaciones interpersonales y la huida de una estructura rígida y mecánica.
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